Pero hablemos de futbol que es lo que nos importa, luego de la colorida bienvenida uno pensaba que el equipo aurinegro comenzaría a atacar a su rival con todo el ímpetu que una final merece, pero no fue así, al parecer ni Peñarol, ni Santos contaba con un factor determinante los primeros minutos del partidos, y este fue el estado de la cancha, ya que por momentos ninguno de los dos equipos podía adaptarse al mal estado del campo de juego. Entre resbalones y el no poder dar dos pases seguidos ya sea por nervios o por lo ya antes mencionado el partido por momentos transcurría por un limbo, donde ninguno de los dos equipos quería sacarse ventaja.
Peñarol dependía del juego de Olivera y Martinuccio pero el Santos sabia que no podía dejar libre a los pilares del ataque del local por lo que Bruno Rodrigo el defensor se convirtió el una de las figuras del equipo brasilero, acomodando la defensa junto a su arquero Rafael.
Si bien el juego colectivo de los brasileros se enfocaba en un Neymar que no tuvo un protagonismo muy determinante, las veces que el Santos ataco lo hizo a través de él, pero la defensa uruguaya también estuvo solida, tanto Sebastián Sosa como Carlos Valdez estuvieron muy bien parados. La pareja de defensores Rodríguez, Darío y Guillermo estuvieron sólidos con sus marcas, donde el primero casi hace vibrar a todo el estadio con un remate débil y fácil para el arquero contrario. Pero el juego del local dio un pequeño giro positivo cuando ingreso Antonio “el Tony” Pacheco, el gran jugador que le dio un poco de futbol al encuentro.
La única jugada por demás polémica fue a un cuarto del final cuando Alonso tomo un centro y convirtió un gol en Offside.
Todavía en suspenso, sin nada definido la final de esta copa Santander de definirá en Brasil para coronar al nuevo campeón.
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